Considerada como la “Madre de todas las medicinas”, la Medicina Interna se enfoca en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades complejas, por lo que es uno de los servicios de salud con más actividad en clínicas y hospitales.
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Los profesionales de la medicina en esta especialidad suelen estar presente principalmente en hospitales, donde son llamados a participar en el diagnóstico de enfermedades complejas que involucran diferentes órganos de manera conjunta.
De hecho, también trabajan en equipo y en coordinación con otros especialistas implicados, realizando la síntesis de todos los elementos que formen parte del diagnóstico, como consultas, exploraciones, y análisis.
Así pues, en este artículo exploraremos una visión general del alcance de la Medicina Interna, y cuáles son las condiciones que trata. Veamos.
¿Qué es la Medicina Interna exactamente?
La Medicina Interna es esencialmente una especialidad o rama de la medicina que se ocupa de la salud del paciente en su conjunto, es decir, estudia las enfermedades que afectan a varios órganos simultáneamente (enfermedades sistémicas) o las defensas del organismo.
Al obtener una visión más general de todos los órganos que lo componen y su funcionamiento, el médico interno está capacitado para realizar diagnósticos complejos y de enfermedades “raras”. En esencia, es capaz de diagnosticar múltiples problemas de salud.
Por lo tanto, actúa como un relevo para el médico general y los especialistas en órganos, un poco como el pediatra para el niño o como el geriatra para los adultos mayores. Como podemos ver, es una especialidad también muy versátil.
Igualmente, debido a su enfoque global del organismo, puede ofrecer un tratamiento ajustado cuando el paciente padece de una enfermedad que afecta a varios órganos, como la diabetes, enfermedades genéticas o infecciosas, enfermedades autoinmunes o crónicas.
De hecho, algunas de las enfermedades crónicas que pueden ser tratada por un Médico Interno incluyen enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la enfermedad renal crónica, la enfermedad de Parkinson, la artritis reumatoide y el VIH/SIDA.
¿Qué alcance tiene la Medicina Interna?
El alcance o campo de tratamiento de la medicina interna es amplio, ya que los médicos internistas pueden tratar una amplia gama de enfermedades y trastornos médicos que afectan a los órganos y sistemas del cuerpo humano.
Además, estos especialistas son capaces de dar “tratamientos delicados” en múltiples patologías, o en un área en específico. Por lo tanto, el médico internista es el mejor posicionado, por su enfoque global, para ofrecer una atención adaptada al adulto cuando éste padece una enfermedad que afecta a varios órganos
Algunos de los problemas médicos que tratan los internistas incluyen enfermedades del corazón, hipertensión arterial, diabetes, enfermedades respiratorias, enfermedades gastrointestinales, trastornos neurológicos, enfermedades infecciosas y enfermedades autoinmunitarias.
Las condiciones que trata la medicina interna incluyen también enfermedades crónicas, que pueden requerir un tratamiento continuo y cuidadoso seguimiento por parte del médico internista.
¿Qué condiciones trata?
Como podemos ver, el médico internista posee conocimientos de amplio espectro relacionados con otras especialidades médicas. Por lo general, trabaja en hospitales y suele tener mucha actividad en urgencias médica atendiendo casos diversos, como malestar general, infecciones, anemia, pérdida de peso, o embolia pulmonar, entre otros.
Algunos ejemplos de enfermedades crónicas que pueden ser tratadas por un internista incluyen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la enfermedad renal crónica, la enfermedad de Parkinson, la artritis reumatoide y el VIH/SIDA.
Para tratar estas condiciones, los médicos internistas utilizan una variedad de herramientas de diagnóstico y tratamientos, tales como exámenes físicos, pruebas de laboratorio, imágenes médicas y medicamentos.
De hecho, estos especialistas pueden solicitar exámenes específicos que otras especialidades no suelen solicitar, como la biopsia de la arteria femoral (para buscar la enfermedad de Horton, una inflamación de la pared de las arterias) o la biopsia de glándulas salivales accesorias (para comprobar si hay infiltración de tejido).
Igualmente, los internistas también pueden trabajar en colaboración con otros especialistas médicos, como cardiólogos, neumólogos, gastroenterólogos y oncólogos, para proporcionar un cuidado integral y coordinado a los pacientes.
En resumen, pueden diagnosticas y dar tratamiento al siguiente rango de enfermedades:
- Enfermedades infecciosas o tropicales.
- Patologías vinculadas al medio ambiente.
- Inmunosupresión.
- Patologías comunes que requieren hospitalización.
- Enfermedades genéticas diagnosticadas en la edad adulta o que evolucionan desde la infancia.
- Enfermedades autoinmunes inflamatorias o sistémicas.
- Enfermedades “raras” con un diagnóstico complejo.
También puede ejercer su especialidad en unidades de cuidados intensivos, en los cuales se requieren de una multitud de tratamiento como terapias intravenosas, soporte ventilatorio, entre otros. En la misma línea, suelen ser parte de la formación de futuros médicos.
¿Cuándo consultar a un Médico Internista?
Muchos pacientes suelen ser referidos a solicitud de un médico tratante o especialista, por lo que, cuando una enfermedad aún no ha sido identificada, los pacientes pueden recurrir a un Médico Internistas. También cuando padecen síntomas que deban tratarse de urgencia.
Así pues, el internista podrá realizar evaluaciones biológicas o de imagen, y dar un tratamiento, así como analizar los resultados de los mismos. Como tal, el servicio de medicina interna proporciona una visión global de diversas patologías que deben ordenarse para hacer un diagnóstico.
Palabras finales
Como podemos ver, la búsqueda de orígenes de algunas patologías, así como la identificación de causas complejas en los pacientes, es la principal función de los médicos internos.
Estos profesionales de la salud, atienden a pacientes pluripatológicos, con predilección por enfermedades sistémicas y autoinmunes, ya que su diagnóstico y tratamiento suele ser mucho más complejo.
Así pues, gracias a estos profesionales, es posible elaborar un chequeo general de cada paciente sin abordar el problema órgano por órgano. En este sentido, el internista está preparado para ofrece un enfoque preciso en función de las patologías que padezca el paciente y sus repercusiones.
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