Los seres humanos somos seres racionales, pero también emocionales. No podemos separar una cosa de la otra. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestras vidas: nos ayudan a actuar y a adaptarnos a nuestro entorno. Nos dan información sobre cómo estamos, qué sucede a nuestro alrededor y esto nos permite reaccionar en consecuencia. Por eso es importante aprender a identificarlas, a comprenderlas y a gestionarlas. Es lo que se conoce como Inteligencia Emocional.
Qué tipos de emociones tenemos
El psicólogo y antropólogo Paul Ekman enunció en su Teoría de las Emociones las 6 emociones universales que todo ser humano tiene. Según Ekman estas serían:
1.- La alegría: la experimentamos cuando percibimos una situación como positiva o satisfactoria. Su reflejo es la sonrisa.
2.- La tristeza: la experimentamos cuando percibimos una pérdida o un fracaso, que se traduce en sentimientos de pesar, desánimo o melancolía.
3.- El miedo: lo experimentamos cuando percibimos peligro inminente o algo que nos amenaza. Esta emoción provoca una serie de respuestas fisiológicas y psicológicas que nos preparan para afrontar o huir de la amenaza.
4.- La ira: la experimentamos al percibir una injusticia o una amenaza a nuestros objetivos. Al igual que el miedo, provoca reacciones fisiológicas para responder a la situación que la provocó.
5.- La sorpresa: la experimentamos cuando nos enfrentamos a algo inesperado. Nos alerta sobre situaciones inusuales de nuestro entorno.
6.- El asco: lo experimentamos al percibir algo repugnante o desagradable. También provoca respuestas fisiológicas como por ejemplo, las náuseas o los vómitos.
Cómo gestionar las emociones
Es importante saber que las emociones no hay que reprimirlas, controlarlas o evitarlas. Si hacemos esto, lo único que conseguiremos es convertirnos en una bomba de relojería que, en cualquier momento, estallará. No somos máquinas, ni robots sin sentimientos, así que lo que tenemos que hacer es aprender a manejar y convivir con nuestras emociones. Y, ¿cómo lo hacemos? Pues te vamos a dar algunas claves para ello:
- Identifica las emociones: escucha a tu cuerpo, presta atención a lo que siente. Cada persona percibe las emociones de distinta forma. Ponerle nombre a una emoción es clave, por ello tómate tu tiempo para saber qué estás sintiendo
- Acepta lo que sientes: no juzgues tus emociones, ni luches contra ellas. Las emociones tienen un propósito y dan información valiosa sobre tus necesidades y deseos. Este es un paso fundamental para resolver el problema.
- Regula las emociones: para ello, puedes por ejemplo, echar mano del “mindfulness” o de técnicas de respiración profunda. Te ayudarán a enfocarte en el “aquí y ahora”, aceptando lo que sientes. Expresar tus emociones a otras personas también aliviará la carga emocional.
- Actúa en consecuencia: toma las decisiones más beneficiosas para ti.
En este proceso es importante poner de nuestra parte y tener una actitud positiva. Si nos compadecemos y nos juzgamos por lo que nos sucede, no lograremos avanzar. Algo que puede ayudarte también es la práctica de ejercicio regular. Esto servirá para reducir la intensidad de lo que estás sintiendo y favorecerá el equilibrio emocional.
¿Necesitas ayuda profesional?
Pero si aun notas que tus emociones interfieren de forma negativa en tu vida y no sabes cómo gestionarlas quizá es una buena idea buscar la ayuda de un profesional. Si ese es tu caso y buscas a alguien que te escuche y te ayude a clarificar cómo te sientes, considera la posibilidad de hablar con un psicólogo online.
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